El arameo (del hebreo אֲרַמִּי, aramí, «de la tierra de Aram») es una lengua semítica con una historia de al menos 3.000 años. Es el idioma original de grandes secciones de algunos libros de la Biblia, como los de Daniel y Esdras, así como la lengua principal del Talmud. Con toda probabilidad fue el idioma hablado por Jesús, y es todavía hoy la primera lengua de algunas pequeñas comunidades.
El arameo pertenece a la familia de lenguas afroasiáticas, a la subfamilia de las lenguas semíticas, como el árabe, y al grupo de lenguas semíticas noroccidentales que incluye a las lengua cananeas, como el hebreo.
Distribución geográfica
Durante el siglo XII A. C. los arameos, primitivos hablantes de esta lengua, comenzaron a establecerse en un territorio que corresponde a los actuales Siria, Iraq y este de Turquía. Desde allí se expandieron a un territorio más amplio, que iba desde la costa oriental del Mediterráneo hasta la orilla este del Tigris. Actualmente la lengua común hablada en Medio Oriente es el árabe, pero el arameo aún tiene importancia como lengua litúrgica y literaria entre los judíos, mandeos y algunos cristianos. Adicionalmente, la turbulencia vivida durante los últimos dos siglos en esta región ha dispersado a hablantes de arameo por todo el mundo.
Dialectos del arameo
En rigor, el arameo es un grupo de lenguas relacionadas y no un único idioma consolidado, debido principalmente a su larga historia, su amplia literatura y su uso dentro de diferentes comunidades y religiones.
Sistema de escritura
El primer sistema utilizado para escribir el arameo estaba basado en el alfabeto fenicio. Posteriormente, el arameo desarrolló su estilo distintivo de escritura, el cual fue adoptado por los israelitas y otros habitantes de Canaán para sus propias lenguas, por lo que actualmente es mejor conocido como alfabeto hebreo. Este es el sistema de escritura utilizado en el arameo bíblico.
Existen también otros sistemas de escritura para el arameo, uno desarrollado por las comunidades cristianas, una forma cursiva conocida como alfabeto sirio; y otro, una modificación del alfabeto arameo conocida como alfabeto mandeo.
Además de estos sistemas de escritura, algunos derivados del alfabeto arameo han sido utilizados a través de la historia por grupos particulares, como el alfabeto nabateo en Petra y el alfabeto palmireño en Palmira. En tiempos modernos, el turoyo ha sido escrito en ocasiones con un alfabeto latino adaptado.
Arameo medio
Libro del siglo XI escrito en alfabeto siríaco.
Se considera al siglo III como el límite cronológico entre el arameo antiguo y el arameo medio, ya que durante este siglo la naturaleza de varios lenguajes y dialectos arameos empieza a cambiar. Los descendientes del arameo imperial dejan de existir como lenguas vivas, y los lenguajes regionales del este y oeste comenzaron a producir nuevas literaturas. A diferencia de muchos de los dialectos del arameo antiguo, se conoce bastante acerca del vocabulario y la gramática del arameo medio.
Arameo oriental medio
Solamente dos de las lenguas arameas orientales continuaron existiendo en este período. Hacia el norte de la región, el siríaco antiguo se transformó en siríaco medio; mientras que al sur, el judío babilonio antiguo produjo el judío babilonio medio. Simultáneamente, el dialecto post-aqueménida arsácida se transformó en el precursor de la nueva lengua mandea.
Padre nuestro en arameo
abuna di bishemaya (Padre nuestro que estás en el cielo)
it qaddash shemak (santificado sea tu nombre)
tete malkutak (venga a nosotros tu reino)
tit abed reutak (hágase tu voluntad)
kedi bi shemaya kan ba ara (en la tierra como en el cielo)
lajmana hab lana sekom yom beyoma (danos hoy nuestro pan de cada día)
u shebok lana jobeina (perdona nuestras ofensas)
kedi af anajna shebakna lejeibina (como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden)
weal taalna lenision (no nos dejes caer en la tentación)
ela pacina min bisha (y líbranos del mal)
amen
El arameo pertenece a la familia de lenguas afroasiáticas, a la subfamilia de las lenguas semíticas, como el árabe, y al grupo de lenguas semíticas noroccidentales que incluye a las lengua cananeas, como el hebreo.
Distribución geográfica
Durante el siglo XII A. C. los arameos, primitivos hablantes de esta lengua, comenzaron a establecerse en un territorio que corresponde a los actuales Siria, Iraq y este de Turquía. Desde allí se expandieron a un territorio más amplio, que iba desde la costa oriental del Mediterráneo hasta la orilla este del Tigris. Actualmente la lengua común hablada en Medio Oriente es el árabe, pero el arameo aún tiene importancia como lengua litúrgica y literaria entre los judíos, mandeos y algunos cristianos. Adicionalmente, la turbulencia vivida durante los últimos dos siglos en esta región ha dispersado a hablantes de arameo por todo el mundo.
Dialectos del arameo
En rigor, el arameo es un grupo de lenguas relacionadas y no un único idioma consolidado, debido principalmente a su larga historia, su amplia literatura y su uso dentro de diferentes comunidades y religiones.
Sistema de escritura
El primer sistema utilizado para escribir el arameo estaba basado en el alfabeto fenicio. Posteriormente, el arameo desarrolló su estilo distintivo de escritura, el cual fue adoptado por los israelitas y otros habitantes de Canaán para sus propias lenguas, por lo que actualmente es mejor conocido como alfabeto hebreo. Este es el sistema de escritura utilizado en el arameo bíblico.
Existen también otros sistemas de escritura para el arameo, uno desarrollado por las comunidades cristianas, una forma cursiva conocida como alfabeto sirio; y otro, una modificación del alfabeto arameo conocida como alfabeto mandeo.
Además de estos sistemas de escritura, algunos derivados del alfabeto arameo han sido utilizados a través de la historia por grupos particulares, como el alfabeto nabateo en Petra y el alfabeto palmireño en Palmira. En tiempos modernos, el turoyo ha sido escrito en ocasiones con un alfabeto latino adaptado.
Arameo medio
Libro del siglo XI escrito en alfabeto siríaco.
Se considera al siglo III como el límite cronológico entre el arameo antiguo y el arameo medio, ya que durante este siglo la naturaleza de varios lenguajes y dialectos arameos empieza a cambiar. Los descendientes del arameo imperial dejan de existir como lenguas vivas, y los lenguajes regionales del este y oeste comenzaron a producir nuevas literaturas. A diferencia de muchos de los dialectos del arameo antiguo, se conoce bastante acerca del vocabulario y la gramática del arameo medio.
Arameo oriental medio
Solamente dos de las lenguas arameas orientales continuaron existiendo en este período. Hacia el norte de la región, el siríaco antiguo se transformó en siríaco medio; mientras que al sur, el judío babilonio antiguo produjo el judío babilonio medio. Simultáneamente, el dialecto post-aqueménida arsácida se transformó en el precursor de la nueva lengua mandea.
Padre nuestro en arameo
abuna di bishemaya (Padre nuestro que estás en el cielo)
it qaddash shemak (santificado sea tu nombre)
tete malkutak (venga a nosotros tu reino)
tit abed reutak (hágase tu voluntad)
kedi bi shemaya kan ba ara (en la tierra como en el cielo)
lajmana hab lana sekom yom beyoma (danos hoy nuestro pan de cada día)
u shebok lana jobeina (perdona nuestras ofensas)
kedi af anajna shebakna lejeibina (como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden)
weal taalna lenision (no nos dejes caer en la tentación)
ela pacina min bisha (y líbranos del mal)
amen
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La medicina en la Antigua Roma fue una prolongación del saber médico griego. La civilización etrusca, antes de importar los conocimientos de la cultura griega, apenas había desarrollado un corpus médico de interés, si se exceptúa una destacable habilidad en el campo de la odontología.
Pero la importancia creciente de la metrópoli durante las primeras épocas de expansión va atrayendo a importantes figuras médicas griegas y alejandrinas que acaban por conformar en Roma el principal centro de saber médico, clínico y docente, del área mediterránea.
Las figuras médicas más importantes de la Antigua Roma fueron Asclepíades de Bitinia (124 o 129 a. C. – 40 a. C.), Celso y Galeno. El primero, abiertamente opuesto a la teoría hipocrática de los humores, desarrolló una nueva escuela de pensamiento médico, la Escuela metódica, basada en los trabajos de Demócrito, y que explica la enfermedad a través de la influencia de los átomos que atraviesan los poros del cuerpo, en un anticipo de la teoría microbiana. Algunos médicos adscritos a esta escuela fueron Temisón de Laodicea, Tésalo de Trales o Sorano de Éfeso, el redactor de la primera biografía conocida de Hipócrates.
Entre los años 25 a. C. y 50 de nuestra era vivió otra figura médica de importancia: Aulo Cornelio Celso. En realidad no hay constancia de que ejerciera la medicina pero se conserva un tratado de medicina (De Re Medica Libri Octo) incluido en una obra mayor, de carácter enciclopédico, llamada De artibus (Sobre las artes). En este tratado de medicina se incluye la definición clínica de la inflamación que ha perdurado hasta nuestros días: "Calor, dolor, tumor y rubor".
Con el comienzo de la era cristiana se desarrolló otra escuela médica en Roma: la Escuela Pneumática. Si los hipocráticos se referían a los humores líquidos como la causa de la enfermedad y los atomistas acentuaban la influencia de las partículas sólidas denominadas átomos, los pneumáticos verían en el pneuma (gas) que penetra en el organismo a través de los pulmones, la causa de los trastornos patológicos padecidos por el ser humano. Fueron seguidores de esta corriente de pensamiento Ateneo de Atalia o Areteo de Capadocia.
En Roma la casta médica se organizaba ya (de un modo que recuerda a la actual división por especialidades) en médicos generales (medici), cirujanos (medici vulnerum, chirurgi), oculistas (medici ab oculis), dentistas y los especialistas en enfermedades del oído. No existía una regulación oficial para ser considerado médico, pero a partir de los privilegios concedidos a los médicos por Julio César se estableció un cupo máximo por ciudad. Por otra parte las legiones romanas disponían de un cirujano de campaña y un equipo capaz de instalar un hospital (valetudinaria) en pleno campo de batalla para atender a los heridos durante el combate. Uno de estos médicos legionarios, alistado en los ejércitos de Nerón, fue Pedanio Dioscórides de Anazarba (Cilicia), el autor del manual farmacológico más empleado y conocido hasta el siglo XV. Sus viajes con el ejército romano le permitieron recopilar un gran muestrario de hierbas (unas seiscientas) y sustancias medicinales para redactar su magna obra: De Materia Medica (Hylikà, conocido popularmente como "el Dioscórides").
Pero la figura médica romana por excelencia fue Claudio Galeno, cuya influencia (y errores anatómicos y fisiológicos) perduraron hasta el siglo XVI (el primero en corregirlo fue Vesalio). Galeno de Pérgamo nació en el año 130 de nuestra era, bajo influencia griega y al amparo de uno de los mayores templos dedicados a Esculapio (Asclepio). Estudió medicina con dos seguidores de Hipócrates: Estraconio y Sátiro, y aún después visitó las escuelas de medicina de Esmirna, Corinto y Alejandría. Finalmente viajó a Roma donde su fama como médico de gladiadores le llevó a ser elegido médico del emperador (Marco Aurelio). Sin embargo, en Roma las autopsias estaban prohibidas, por lo que sus conocimientos de anatomía se fundaban en disecciones de animales lo que le llevó a cometer algunos errores. Pero también realizó aportaciones notables: corrigió el error de Erasístrato, quien creía que las arterias llevaban aire, y es considerado uno de los primeros experimentalistas de la medicina:
Corto y hábil es el sendero de la especulación, pero no conduce a ninguna parte; largo y penoso es el camino del experimento, pero nos lleva a conocer la verdad.
Fue el principal exponente de la escuela hipocrática, pero su obra es una síntesis de todo el saber médico de la época. Sus tratados se copiaron, tradujeron y estudiaron durante los siguientes trece siglos, por lo que es considerado uno de los médicos más importantes e influyentes en la medicina occidental.
Areteo de Capadocia no obtuvo la fama y el reconocimiento público de Galeno, pero el escaso material escrito que se ha conservado de él demuestra un gran conocimiento y un aún mayor sentido común. No se conocen muchos datos de este modesto médico romano, salvo su procedencia de la actual provincia turca de Capadocia y que vivió durante el primer siglo después de Cristo. Debió formarse en Alejandría (donde se permitían las autopsias) ya que sus conocimientos de anatomía visceral son muy completos. Es el primer médico en describir el cuadro clínico del tétanos, y a él se deben los nombres actuales de la epilepsia o la diabetes.
Hay que destacar una aportación capital de la medicina pública romana: Entre los principales arquitectos romanos (Columella, Marco Vitruvio o Marco Vipsanio Agripa) existía la convicción de que la malaria se propagaba a través de insectos o aguas pantanosas. Bajo este principio acometieron obras públicas como acueductos, alcantarillas y baños públicos encaminadas a asegurar un suministro de agua potable de calidad y un adecuado sistema de evacuación de excretas. La medicina moderna les dará la razón casi veinte siglos después, cuando se demuestre que el suministro de agua potable y el sistema de eliminación de aguas residuales son dos de los principales indicadores del nivel de salud de una población.
Pero la importancia creciente de la metrópoli durante las primeras épocas de expansión va atrayendo a importantes figuras médicas griegas y alejandrinas que acaban por conformar en Roma el principal centro de saber médico, clínico y docente, del área mediterránea.
Las figuras médicas más importantes de la Antigua Roma fueron Asclepíades de Bitinia (124 o 129 a. C. – 40 a. C.), Celso y Galeno. El primero, abiertamente opuesto a la teoría hipocrática de los humores, desarrolló una nueva escuela de pensamiento médico, la Escuela metódica, basada en los trabajos de Demócrito, y que explica la enfermedad a través de la influencia de los átomos que atraviesan los poros del cuerpo, en un anticipo de la teoría microbiana. Algunos médicos adscritos a esta escuela fueron Temisón de Laodicea, Tésalo de Trales o Sorano de Éfeso, el redactor de la primera biografía conocida de Hipócrates.
Entre los años 25 a. C. y 50 de nuestra era vivió otra figura médica de importancia: Aulo Cornelio Celso. En realidad no hay constancia de que ejerciera la medicina pero se conserva un tratado de medicina (De Re Medica Libri Octo) incluido en una obra mayor, de carácter enciclopédico, llamada De artibus (Sobre las artes). En este tratado de medicina se incluye la definición clínica de la inflamación que ha perdurado hasta nuestros días: "Calor, dolor, tumor y rubor".
Con el comienzo de la era cristiana se desarrolló otra escuela médica en Roma: la Escuela Pneumática. Si los hipocráticos se referían a los humores líquidos como la causa de la enfermedad y los atomistas acentuaban la influencia de las partículas sólidas denominadas átomos, los pneumáticos verían en el pneuma (gas) que penetra en el organismo a través de los pulmones, la causa de los trastornos patológicos padecidos por el ser humano. Fueron seguidores de esta corriente de pensamiento Ateneo de Atalia o Areteo de Capadocia.
En Roma la casta médica se organizaba ya (de un modo que recuerda a la actual división por especialidades) en médicos generales (medici), cirujanos (medici vulnerum, chirurgi), oculistas (medici ab oculis), dentistas y los especialistas en enfermedades del oído. No existía una regulación oficial para ser considerado médico, pero a partir de los privilegios concedidos a los médicos por Julio César se estableció un cupo máximo por ciudad. Por otra parte las legiones romanas disponían de un cirujano de campaña y un equipo capaz de instalar un hospital (valetudinaria) en pleno campo de batalla para atender a los heridos durante el combate. Uno de estos médicos legionarios, alistado en los ejércitos de Nerón, fue Pedanio Dioscórides de Anazarba (Cilicia), el autor del manual farmacológico más empleado y conocido hasta el siglo XV. Sus viajes con el ejército romano le permitieron recopilar un gran muestrario de hierbas (unas seiscientas) y sustancias medicinales para redactar su magna obra: De Materia Medica (Hylikà, conocido popularmente como "el Dioscórides").
Pero la figura médica romana por excelencia fue Claudio Galeno, cuya influencia (y errores anatómicos y fisiológicos) perduraron hasta el siglo XVI (el primero en corregirlo fue Vesalio). Galeno de Pérgamo nació en el año 130 de nuestra era, bajo influencia griega y al amparo de uno de los mayores templos dedicados a Esculapio (Asclepio). Estudió medicina con dos seguidores de Hipócrates: Estraconio y Sátiro, y aún después visitó las escuelas de medicina de Esmirna, Corinto y Alejandría. Finalmente viajó a Roma donde su fama como médico de gladiadores le llevó a ser elegido médico del emperador (Marco Aurelio). Sin embargo, en Roma las autopsias estaban prohibidas, por lo que sus conocimientos de anatomía se fundaban en disecciones de animales lo que le llevó a cometer algunos errores. Pero también realizó aportaciones notables: corrigió el error de Erasístrato, quien creía que las arterias llevaban aire, y es considerado uno de los primeros experimentalistas de la medicina:
Corto y hábil es el sendero de la especulación, pero no conduce a ninguna parte; largo y penoso es el camino del experimento, pero nos lleva a conocer la verdad.
Fue el principal exponente de la escuela hipocrática, pero su obra es una síntesis de todo el saber médico de la época. Sus tratados se copiaron, tradujeron y estudiaron durante los siguientes trece siglos, por lo que es considerado uno de los médicos más importantes e influyentes en la medicina occidental.
Areteo de Capadocia no obtuvo la fama y el reconocimiento público de Galeno, pero el escaso material escrito que se ha conservado de él demuestra un gran conocimiento y un aún mayor sentido común. No se conocen muchos datos de este modesto médico romano, salvo su procedencia de la actual provincia turca de Capadocia y que vivió durante el primer siglo después de Cristo. Debió formarse en Alejandría (donde se permitían las autopsias) ya que sus conocimientos de anatomía visceral son muy completos. Es el primer médico en describir el cuadro clínico del tétanos, y a él se deben los nombres actuales de la epilepsia o la diabetes.
Hay que destacar una aportación capital de la medicina pública romana: Entre los principales arquitectos romanos (Columella, Marco Vitruvio o Marco Vipsanio Agripa) existía la convicción de que la malaria se propagaba a través de insectos o aguas pantanosas. Bajo este principio acometieron obras públicas como acueductos, alcantarillas y baños públicos encaminadas a asegurar un suministro de agua potable de calidad y un adecuado sistema de evacuación de excretas. La medicina moderna les dará la razón casi veinte siglos después, cuando se demuestre que el suministro de agua potable y el sistema de eliminación de aguas residuales son dos de los principales indicadores del nivel de salud de una población.
Igual chcios es muy extensa la historia pueden consultar mas del tema Aqui
ESPERO SUS COMENTARIOS CON SU NUEVO NUMERO
4 Lechuzas:
31 Rav Illuminati
,___,
(O,o)
)__)
" "
Mensaje de Cessna:
el arameo
suena interesante,
lenguas semíticas...
árabe, cananea, hebreo...
muy bueno
31 Rav Illuminati
,___,
(O,o)
)__)
" "
Mensaje de Cessna:
historia de la
medicina
wi
lo que planeo ser
de grande
xD
no tengo más que decir
ando nervioso
aloO Evans
28
Rv
waa kieres ser
medico?
O.o
jeje ke bn
sii las lenguas
^^
aloO Evans
28
Rav
muy bueno
ari
ñ_ñ
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